A más de medio siglo de realizado es poco o nada lo que queda por escribirse de Banshun (A Late Spring) salvo quizás la reacción de quienes ven el filme por primera vez en determinado lugar y bajo ciertas circunstancias, eso poco, en cualquier momento y lugar siempre será novedoso.
Una breve descripción del filme sin embargo es necesaria, afortunadamente para la brevedad tiene una trama por demás sencilla, al menos en lo general. Noriko vive felíz con su padre hasta que es empujada al matrimonio, en contra de su voluntad y esa decisión tanto de su padre como de ella misma significaran el fin de la felicidad para ambos.
La genialidad del filme, como en cualquier gran obra de arte está en operar en un sub-nivel de las reflexiones y emociones del espectador a la vez de maravillar su mirada; Ozu logra eso y más, aunque por supuesto no todo el crédito es de él, usualmente en el cine de autor se enaltece al realizador y muchas veces se olvida de que se trata de un trabajo en equipo, no es un equipo pequeño, son decenas de personas (a veces cientos) las que logran durante meses o años de trabajo el resultado que vorazmente la mayoría consume en escasas dos horas.
De los aspectos técnicos del filme ya se ha dicho todo, la cámara situada a la altura de una persona sentada en un tapete tatami, los diálogos entre personajes de frente a la cámara, la cuadrícula omnipresente en sus escenografías, los pillow shot o tomas de adorno, la escasa movilidad de la cámara, etcétera. Más importante resulta que a 65 años de realizado, el filme por un lado permanece como un testimonio de la época, visión y costumbres del Japón de post-guerra, que dicho sea de paso, nunca volvió a ser el mismo, y por otro lado es también vigente su crítica implícita a la sociedad que empuja a la "normalidad" a sus miembros, en este caso, dicha normalidad representada por el matrimonio.
Ya se vislumbraba la posibilidad en aquellos tiempos de un feminismo naciente que vendría a consolidarse en los 60s, enfrentar la presión social para llevar una vida normal ya era un acto de rebeldía, pero no era suficiente, para que la rebeldía sea efectiva tiene que romper y triunfar y en el filme es sometida.
También se ha mencionado con incomodidad la posibilidad de que el problema de Noriko sea de otra índole, de que su reticencia al matrimonio se deba a un probable enamoramiento hacia su padre o una latente homosexualidad, pero nada de eso está en el filme, al menos para aquellos que no hablamos japonés y confiamos en las traducciones de quiensabequien.
Los artistas orientales parecen tener mayor aprecio por la reflexión filosófica y la poesía, este aspecto es sin lugar a dudas el de mayor peso en la obra de Ozu, se habla del Mono No Aware, requisito indispensable de la poética en oriente, ese sentimiento emocional que la belleza (en toda su amplitud) causa en el espectador. El simple hecho de pensar en una primavera tardía ya viene cargado de preguntas e imágenes poéticas para quien dedica dos segundos de reflexión sobre el título. ¿Es motivo de preocupación que la primavera, reflejo de la persistencia de la vida y la belleza no llegue a tiempo? Deidades y religiones están basadas en los ciclos estacionales, más que en la noche y el día. La primavera llega porque tiene que llegar, al menos así lo damos por hecho mientras no acabemos de destruir el mundo, nadie era más consciente de la destrucción que los japoneses a finales de los 40s y si bien nada de eso se menciona en el filme, semejante salto de conciencia esta presente y es permeable en cada cuadro.
La reacción entre estudiantes de cine en México 2014 es más bien de perplejidad no por fascinación, sino por lejanía, es un mundo ajeno, aún para aquellos medianamente expuestos a cine internacional, gran parte de la sociedad ha cambiado desde entonces, lo cual implica también que gran parte de la sociedad sigue siendo la misma en cuanto a la vida que esperan que sus integrantes tengan. Los mexicanos han tenido su dosis, por supuesto, sin embargo la familia en México sufrió su desintegración ya desde entonces, como solemos llamarle algunos es el país de los padres ausentes, con lo cual la coerción hacia el matrimonio se vio enfrentada desde principios del siglo XX, no necesariamente para bien.
Para quienes logramos apreciar esta obra no hay vuelta atrás, El arte cinematográfico de Yasujiro Ozu abre una ventana sutilmente a un jardín de apreciación, tan bello como sus tomas de adorno, los pillow shots, justo en medio de la primavera rodeada de luz.
Ya decía en una canción Silvio Rodríguez que “la primavera no distingue jardín” quizás solo hay que reconocer que hay jardines que no la esperan, ni tardía.
Galeria:
Tomas radiantes de la estación de trenes
El lugar donde se celebra la ceremonia del té
Haruko Sugimura interpreta a la tia de Noriko, Masa Taguchi.
Detalles del templo aydan a situar la historia en contexto
La estación de trenes, en una toma de gran belleza.
Setsuko Hara como Noriko Somiya, en su primera colaboración con Ozu.
Los créditos se presentan con un fondo agrietado, metáfora de la relación que se desmorona.
Las tomas desde los pasillos dan profundidad.
Pillow Shot o toma ornamental, uno de los sellos mas característicos de Ozu.
Otro Pillow Shot de gran belleza
Kuniko Miyake como Akiko Miwa, la viuda que falsamente pretende desposar el padre de Noriko
El tren y el cableado de luz en una toma en movimiento.
La exposición de arte a la que acude Noriko con su tío
El restaurante donde el tío Onodera toma unos tragos con Noriko
Noriko regresa de la ceremonia del té
¿Será que el cableado es una metáfora de los lazos que atan a Noriko la vida que quiere vivir?
Masao Mishima como Jo Onodera, tío de Noriko.
Simetrías escondidas en muchas tomas.
Hay que ver nadamás este puntos de fuga.
La playa del viaje idilico de Noriko con Hattori
Embarcaciones.
Jun Usami como Shôichi Hattori
Noriko pasea en bicicleta con Hattori
Una dualidad
Adornada con anuncios de Coca-Cola, memoria de la ocupación.
¿Metafora de almas gemelas?
El viaje idílico de Noriko y Hattori
Hattori pregunta si Noriko es celosa, aunque sus intenciones son inciertas.
La casa, al anochecer
El padre de Noriko, regresando a casa vistiendo como occidental.
Y ya de vuelta en casa y de vuelta a la tradición
Noriko y Hattori toman el té a la moda occidentalNoriko parece brillar en compañía de su amiga
El café Balboa, con su letrero en ingles, producto de la ocupación.
La amiga de Noriko, deslumbrante.
En el piso superior Noriko recibe a su amiga y su comportamiento es por demás liberal.
Su padre les lleva el té
Producto de la ocupación los niños juegan beisbol
Hattori se quedará esperando una cita que no llegará
Noriko y su amiga parecen ser muy cercanas...
...y a la vez solo les queda la distancia, es mucho lo que se interpone entre ellas.
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